viernes, 11 de noviembre de 2016

Acercamiento a la vida musical en el convento de la Concepción, ciudad de México, siglo XVIII (Parte 1)


Breve Historia del Convento de la Concepción

Escudo de la orden Concepcionista (monasterioconcepcionistasocorro.blogspot.mx)


  • Fundación

Los conventos de monjas han sido objeto de estudio para múltiples investigadores, quienes han resaltado su importancia económica, social y cultural; sin embargo, en esta ocasión presento un acercamiento a la vida conventual y musical del Convento de la Concepción de la Ciudad de México.

Si bien la fecha de su fundación no es precisa; las fuentes consultadas señalan que esto ocurrió entre los años de 1540 y 1541, ante la necesidad que experimentó la sociedad novohispana de tener un espacio en donde se pudieran educar a las niñas indígenas para facilitar el proceso de evangelización.

Ante tal situación, María Concepción Amerlinck nos dice que el arzobispo fray Juan de Zumárraga junto con otros frailes, el 4 de diciembre de 1537 le hicieron la petición al rey para que autorizara el establecimiento de un convento de monjas en dónde, además de la educación a niñas, proveyera a Nueva España de religiosas profesas.[1]

Posteriormente, como parte del proyecto institucional de educación, en 1531 se estableció un beaterío con el nombre de "La Madre de Dios", con el fin de educar a niñas; a su vez surgieron otros semejantes que no tuvieron mayor relevancia y en vista de su decadencia, fray Juan de Zumárraga envió una nueva petición al Consejo de Indias para que autorizaran la fundación de un convento de monjas, misma que fue rechazada, no obstante, debido a que en Nueva España, el desarrollo de la sociedad seguía su curso con la llegada y establecimiento de las familias de los conquistadores; un grupo de jóvenes le solicitó al obispo la fundación de un convento para ellas y la petición fue aprobada de inmediato dada la posibilidad que habían abierto los nuevos decretos del papa que permitían el establecimiento de monasterios, colegiatas y otro tipo de instituciones[2]

Por otra parte, Concepción Amerlinck, dice que en el libro de profesiones del protomonasterio se  estableció que dicho convento de la Concepción fue fundado por “cuatro doncellas” en atención a los deseos del obispo Zumárraga, quien en 1541 las admitió para recibir la profesión bajo la Regla de la Concepción de la Gloriosa Virgen María, entre ellas figuran los nombres de: Elena Medrano, Paula de Santa Ana, Luisa de San Francisco y María Francisca Evangelista.[3]

Dadas las características de Orden contemplativa, las concepcionistas no tenían forma de solventar los gastos del templo y del convento, por lo que se vieron en la necesidad de recurrir al amparo de los patronos. [4] En algunas fuentes, se menciona que el primer patrono fue el conquistador Andrés de Tapia[5] quien donaría parte de sus solares para la edificación del convento, por otra parte, Josefina Muriel señala como patronos al matrimonio de Tomás Aguirre Zuasnabar e Isabel Estrada y Alvarado. Por su parte, Amerlinck y Ramos Medina nos dicen que ellos fueron los primeros patronos; se ofrecieron a costear la iglesia y el convento, bajo la condición del ingreso de cinco doncellas sin dote, además de la celebración de 21 misas al año por sus almas, sin embargo, tras la muerte del patrono, los herederos se vieron en la necesidad de renunciar al patronato, pasando el título a Don Simón de Haro quien junto a su esposa doña Isabel de la Barrera y Escobar se comprometieron a costear la obra ya iniciada, para ser estrenada el 13 de noviembre de 1655.[6]

El siglo XVIII, fue una época de renovaciones y ampliaciones dentro del convento; en la primera mitad del siglo, se experimentó una época de gran estabilidad y funcionamiento. Por otra parte, entre 1768 y 1769 se prohibió la vida particular dentro de los conventos y se impuso la vida común, por lo que se suspendió toda actividad de enseñanza, y la tenencia de criadas; ante tales cambios, fue propicio hacer algunas modificaciones al convento como la demolición de algunas celdas para hacer lugares comunes. Tras la imposición de la vida común, el número de religiosas disminuyó.

Durante la exclaustración en 1861, sólo se mudaron 34 religiosas al convento de Regina, la iglesia fue vendida a don Antonio Escandón, pero esta se mantuvo abierta al culto público; finalmente, con la apertura de nuevas calles, el convento quedó fragmentado y fue vendido en lotes. Para 1863, las monjas regresan por un tiempo al convento, pero tuvieron que evacuarlo nuevamente al ser ocupado por las tropas francesas durante la invasión.

Fachada del ex convento de la Concepción (www.flickr.com)







[1] María de la Concepción Amerlinck de Corsi y Manuel Ramos Medina, Conventos de monjas. Fundaciones en el México Virreinal, Grupo Condumex, México, 1995, p. 31
[2] Josefina Muriel, op cit. p. 32, La bula de erección  de la Catedral de México dada por el Papa Clemente VII.
[3] Maria Concepción Amerlinck y Corsi y Manuel Ramos Medina, Conventos de monjas. Fundaciones en el México Virreinal, Grupo Condumex, México, 1995, p. 31.
[4] Josefina Muriel nos dice que los patronos son los que donan gran parte del dinero para la edificación de los templos y conventos, a cambio, el convento concedía gran parte de las oraciones, sacrificios, y otros tantos beneficios como el título de capellanes con el que les era posible ingresar al convento a cierto número de jóvenes sin el pago de la dote, al morir tenían la posibilidad de ser enterrados en el coro bajo o en la iglesia y en ocasiones haste se les llegó a edificar una estatua en su honor.
[5] Amerlinck de Corsi y Ramos Medina, nos dicen que gracias a las limosnas y donaciones se pudieron adquirir las casas que pertenecieron  al conquistador Andrés de Tapia e Isabel de Sosa su mujer, además estas propiedades las adquirieron para ampliar su fundación, op cit. p. 34.
[6] Amerlinck de Corsi y Ramos Medina, op cit. p. 39.

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