- · La música en los conventos de monjas
· Entre
las diversas actividades realizadas por las religiosas dentro de los conventos,
se destacan las de carácter intelectual, como es el caso de la interpretación y
la composición musical.
Para
adentrarnos en el tema, hay que señalar cuál fue el uso principal que se le dio
a la música dentro de estas comunidades conventuales, tomando en cuenta la
marcada influencia que la religión mantuvo sobre la sociedad virreinal, donde estuvo
siempre presente en los eventos públicos en que la música imprimía un carácter
solemne a cada evento. Mario A. Ortiz, nos dice que además la música también
adquiere la función de medio de expresión y de identidad de las religiosas
dentro de los claustros.[1]
En
los conventos se solían interpretar dos tipos de música, una era la religiosa,
a la que se le puede considerar como oficial y la profana que se solía escuchar
en las celdas o locutorios del convento.
En
cuanto a la música profana o de celda, Mario A. Ortiz, sostiene que sólo se
tiene registro de ella en los relatos y algunos documentos biográficos del
periodo[2], por otra parte, la música
religiosa era exclusivamente para actos oficiales como misas, el canto del
oficio divino, toma de hábito, profesiones, oficios de difuntos, sepulturas, y
demás celebraciones. La diferencia que Luis Lledías señala entre estos dos
tipos musicales, radican en el lugar en donde se desarrollaban y el carácter
con que se interpretaban, además, nos dice que estas melodías fueron compuestas
para ser interpretada con voces y acompañamiento musical.[3] Entre los instrumentos más
utilizados se encuentran: el violín, órgano, arpa, clavecín, contrabajo, y
bajón principalmente, siendo los dos últimos los más necesitados.[4]
Familia de bajones (www.ladanserye.com) |
Clavecín (musicalico.blogspot.mx) |
Por
otra parte, Josefina Muriel señala que según algunas crónicas e historias de
las instituciones, la educación musical era impartida por las religiosas, sin
embargo se dio el caso en que los propios maestros de capilla impartían clases
tras las rejas del locutorio o del coro bajo, la instrucción era dirigida
principalmente a niñas educandas. [5]
Luis
Lledías señala que desde el siglo XVI se tenía conocimiento de la habilidad de
las religiosas en la interpretación de piezas musicales, además de la
valoración que se tuvo de la música llegando al punto de eximir del pago de la
dote a las jóvenes que se mostraran diestras en estas artes. Por tal motivo la
preparación de las mujeres dentro del ámbito musical fue cambiando con el
tiempo, modernizando el repertorio e introduciendo nuevos instrumentos de
acompañamiento de acuerdo con la época.[6]
Dentro
de los conventos existieron jerarquías relacionadas a los oficios musicales. Por
una parte se encontraban la vicaria de coro, quien se encargaba del canto para
el oficio divino. En segundo lugar se encontraba la Maestra de capilla, quien
se encargaba de la dirección de los instrumentos y las polifonías; finalmente
se encontraban la organista y las instrumentistas, lugares que siempre fueron
ocupados por las monjas de coro y velo negro.
El
ingresar a un convento dotaba a las jóvenes de gran prestigio social, ya que su
acceso no fue abierto a todas las mujeres, dadas las condiciones que ya se han
mencionado como los excesivos gastos que el hecho implicaba. Sin embargo, gran
parte de la población femenina que se encontraba en un estado de pobreza o
abandono tuvo la opción de recibir una instrucción musical en la que se vieron
obligadas a adquirir el dominio de varios instrumentos, incluida la voz,[7] para que de esta manera pudieran
acceder fácilmente al convento como religiosas de coro y velo negro, título que
además las dotaba de algunos beneficios de carácter social dentro del convento.
El
proceso de ingreso al convento a título de música, estuvo regulado
principalmente por el arzobispado, es por esto que adquiere importancia su
estudio ya que da cuenta de la realidad social de este proceso en que la
participación del monasterio sólo se limitaba a hacer la petición de ingreso y
a estar presente en el examen de la postulante.
Hacer un análisis acerca de las distintas formas culturales que
se fueron desarrollando dentro de los conventos femeninos, en este caso
particular, refiriéndome al aspecto musical que se desarrolló en el convento de
la Concepción, el primero fundado en Nueva España, nos dejará ver un aspecto importante
de las relaciones y formas sociales dentro de esta institución religiosa, en el
que si bien, era evidente la presencia de jerarquías y de normas estrictas bajo
las que se regían las religiosas, también se observó que dichas reglas podían
modificarse o adquirir cierta flexibilidad, pero por otra parte
pudieron desarrollar su arte componiendo e interpretando melodías de carácter
profano con las que pudiéramos pensar que a través de estas manifestaciones se
lograban mantener una especie de contacto con la vida fuera del encierro
conventual.
[1]
Mario A. Ortiz, “Euterpe en los conventos femeninos novohispanos” en Sandra
Lorenzano (editora) Aproximaciones a Sor
Juana, Universidad del Claustro de Sor Juana, FCE., México, 2005
[2]
Mario A. Ortiz, op cit, p. 243.
[3]
Luis Lledías, 2003, La actividad musical de las monjas de coro y velo negro en el Virreinato de la Nueva España, en Monjas coronadas. Vida conventual femenina en Hispanoamerica, CONACULTA, INAH, Museo Nacional del Virreinato, Ministerio de Cultura, República de Colombia, Museo Nacional de Colombia, México, 2003, p. 161
[4]
Mario A Ortiz, op cit. 246.
[5]
Josefina Muriel, Cultura Femenina Novohispana, UNAM, México, 1994, p. 483.
[6]Luis
Lledías, “La actividad musical de las monjas de coro y velo negro en el
Virreinato de la Nueva España”, en Monjas
coronadas. Vida conventual femenina en Hispanoamerica, CONACULTA, INAH,
Museo Nacional del Virreinato, Ministerio de Cultura, República de Colombia,
Mueso Nacional de Colombia, México, 2003.
[7]
Luis Lledías señala, que las jóvenes que tenían buena voz y que además
dominaban la ejecución del violín, contrabajo o bajón, las dotaba de grandes
privilegios que facilitaban su entrada en los conventos. Op cit. p. 157.